Irene Baylon Nunca se Imaginó que el Dolor de Rodillas Terminaría Salvando su Vida
Irene Baylon nunca se imaginó que el dolor de rodillas terminaría salvando su vida
It Eran dos días antes de Navidad, pero celebrar las festividades era lo último que quería.
Estaba en la sala de emergencias del Sistema de Ciencias de la Salud y Hospital de la Universidad de Illinois (University of Illinois Hospital & Health Sciences System), y tenía un dolor insoportable. Tenía unas úlceras profundas en mis rodillas - tengo lupus, lo que me hace susceptible a infecciones. Las úlceras estaban tan mal que la piel y los tejidos se habían desintegrado casi hasta llegar al hueso. No podía ni siquiera caminar hacia la sala de emergencias por mí misma, y encima de todo, me costaba respirar.
No pasó mucho tiempo antes de que los doctores y enfermeras vieran que tenía un problema grave. Fue allí que conocí al Dr. Machado. Él me diagnosticó con hipertensión pulmonar, una condición mortal que causa que las arterias en los pulmones se contraigan y se bloqueen, algo que también es conocido como alta presión sanguínea en los pulmones. Mi corazón estaba bajo niveles peligrosos de estrés, lo que se empeoraba por el exceso de fluido que mi cuerpo retenía después de la terapia intravenosa que había recibido recientemente debido al lupus. Eso era lo que estaba causando mis problemas para respirar también.
El Dr. Machado estaba preocupado ya que pensaba que no sobreviviría. Las cosas estaban tan mal que se quedó en el hospital hasta altas horas de la noche durante los próximos dos días, cuidándome.
Gracias a mi ángel de la guarda, el equipo de doctores y enfermeras que me estaban cuidado y de los poderosos medicamentos, logré sobrevivir. Durante las próximas tres semanas en el hospital, perdí 50 libras de fluido. Ellos limpiaron el tejido ennegrecido de mis rodillas para que esas heridas pudieran comenzar a sanar. Empecé la terapia física para aprender a caminar de nuevo.
Me tomó seis meses, pero mis heridas finalmente sanaron. Ahora estoy caminando e incluso conduciendo de nuevo, y mi lupus está bajo control. Estoy recibiendo medicamentos intravenosos las 24 horas del día, y los seguiré recibiendo el resto de mi vida para prevenir fallos cardíacos por la hipertensión pulmonar. Pero también tengo nuevos amigos que están allí para mí las 24 horas del día. Puedo llamar o mandar mensajes de texto al Dr. Machado y a su enfermera Kami, en cualquier momento y por cualquier motivo, y siempre recibo respuesta inmediatamente. Ellos se encargan de todo lo que necesito.